Ya nos enseñaron que si algo quiere seguir siendo lo que es, por más que cambie -lo cual es inevitable-, algo debe permanecer en él...pero el tiempo es una realidad que no puede evitarse. Pasa inexorable y se lleva todo, todo. ¿Por qué entonces estar inquietos con los problemas que hoy nos hacen doler el alma? Si al fin de cuentas, volveremos a ser átomos...
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