lunes, 29 de junio de 2015

Un nuevo relato salvaje (me lo mandaron por internet, no sé quien es el autor, pero está muy bueno)

- La gente que aún trabaja me pregunta a menudo que hago todos los días, ahora que estoy jubilado...y me sobra mucho tiempo
Pues bien, los otros días fui al correo a recoger un paquete que me había llegado; No tardé en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí, un Oficial de Tránsito estaba llenando una infracción por estacionamiento prohibido. Rápidamente me acerqué a él y le dije:
"¡Vaya hombre, no tardé ni cinco minutos...! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con un jubilado"...
Me ignoró olímpicamente y continuó llenando la infracción.
La verdad es que me pasé un poco con la boca y le dije que no tenía vergüenza...
Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no tenía pegada una calcomanía de no sé qué "inspección técnica"...
Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que estaba tratando con un boludo, que no sabía cómo carajos lo habían dejado entrar en la Dirección Tránsito.. .
Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos puteándolo en todos los idiomas, lo menos que le dije fue que era un pelotudo e hijo de puta
Él, a cada insulto, respondía con una nueva infracción.
Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza...
Después de la enésima infracción... le dije:
"Bueno, lo tengo que dejar; ¡Ahí viene mi colectivo!"
Desde mi jubilación, cada día ensayo cómo divertirme un poco.
Es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme y mantenerme en un muy buen estado físico y mental...

martes, 13 de enero de 2015

Arenga del General San Martín

"Compañeros del Ejército de los Andes: Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene a atacarnos; sin duda alguna los godos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje."

José de San Martín