miércoles, 8 de febrero de 2017

A orillas del río (viejas obviedades) por Alejandro R. Melo



A las orillas del río que pasa.
¿Qué me dice el río?
Es la metáfora de la vida que fluye…
Nace allá muy lejos como un pequeño chorrillo o un brote surgente y comienza a correr naturalmente.
Aunque quisiera ir para otro lado, siempre me lleva a donde vá.
¿Y a dónde va?
A su desembocadura, que es el final de mi vida. Aunque quisiera permanecer, igual llegará…
Si bien tiene muchas piedras que se oponen a su paso, él las pasa por encima, o las esquiva desviándose temporalmente su curso, o las desgasta con su voluntad de paso inquebrantable.
Fluye el río de la vida y se alimenta de la dura roca que va dejando sus minerales en el agua.
Pero ¿ahora dónde pasa?, ya no están esas rocas, habrá otras, aunque el río arrastra sus minerales.
Es un símbolo del paso...el pasado queda atrás, el río fluye. No es que el pasado no sea importante, que no haya alimentado al río. De hecho, le ha dejado sus minerales, pero el río lo deja atrás...lo deja ir sin tristeza...sigue su ruta burbujeante y sonora para ir al encuentro de su futuro, de su destino.
Días de tormenta, de lluvia, de dulce calma, de frío o de calor vendrán, y ya pasaron también, pero el río sigue su marcha, sin saber si le espera un suave remanso, un rápido o una terrible catarata. No importa...el río sigue su marcha, mientras va cantando su canción que es una alabanza al Creador.