lunes, 20 de septiembre de 2010

Oración por la PATRIA

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Nos sentimos heridos y agobiados.

Precisamos tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación,

una nación cuya identidad

sea la pasión por la verdad

y el compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad

de los hijos de Dios

para amar a todos sin excluir a nadie,

privilegiando a los pobres

y perdonando a los que nos ofenden,

aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo

y la alegría de la esperanza que no defrauda.

Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,

cercanos a María, que desde Luján nos dice:

¡Argentina! ¡Canta y camina!

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Amén.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Honrar la Vida - Canción de Eladia Blázquez

¡No! Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber
adormecida...
Merecer la vida no es callar y consentir,
tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

¡No! Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical,
más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!...
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

A quien se le perdona mucho,

Y he aquí una mujer que había sido pecadora en
la ciudad, como entendió que estaba a la mesa en casa de
aquel Fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
Y estando detrás á sus pies, comenzó llorando a regar
con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos
de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía
con el ungüento.
Y como vió esto el Fariseo que le había convidado,
habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta,
conocería quién y cuál es la mujer que le toca,
que es pecadora.
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón,
una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro.
Un acredor tenía dos deudores: el uno le debía
quinientos denarios, y el otro cincuenta;
Y no teniendo ellos de qué pagar, perdonó á ambos.
Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más?
Y respondiendo Simón, dijo:
Pienso que aquél al cual perdonó más.
Y él le dijo: Rectamente has juzgado
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer?
Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha
regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado
con los cabellos.
No me diste beso, mas ésta, desde que entré,
no ha cesado de besar mis pies.
No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido
con ungüento mis pies.
Por lo cual te digo que sus muchos pecados son
perdonados, porque amó mucho; mas al que se
perdona poco, poco ama.
Y a ella dijo: Los pecados te son perdonados.
Y los que estaban juntamente sentados á la mesa,
comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste,
que también perdona pecados?
Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

(Evangelio según San Lucas 7, 37-50)

Comentario: he aquí el verdadero pensamiento revolucionario de Cristo: muestra a Dios como es en su esencia Puro Amor. Más allá de nuestros fracasos, de nuestras falencias, de nuestras caídas y debilidades, El está siempre dispuesto a perdonar. Cristo enamora radicalmente el corazón del hombre, mi corazón, a pesar de mis defectos que son más innumerables que las arenas del mar. El es la Vida que nos habla con palabras sin tapujos, nos desnuda con la Verdad y nos encubre con su ternura. Es increíble, después de tantos siglos, la vigencia del mensaje de Cristo es cada día más actual. Para mí no necesito más pruebas: Jesús es el Hijo de Dios.

LA ULTIMA CURDA (Tango de Cátulo Castillo -letra- y Aníbal Troilo -música-)

Lastima, bandoneón,
mi corazón...
tu ronca maldición maleva.
Tu lágrima de ron me lleva
hasta el hondo, bajo fondo,
donde el barro se subleva...
Ya sé... no me digas... Tenés razón!...
la vida es una herida absurda,
y es todo, todo, tan fugaz,
que es una curda
- nada más!-
mi confesión!...

Contame tu condena,
decime tu fracaso,
¿no ves la pena
que me ha herido?...

Y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo
del olvido...
Ya sé que me haces daño!...
Yo sé que te lastimo
llorando mi sermón de vino!...
Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en un licor que aturda
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón
al corazón!...

Un poco de recuerdo
y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la ultima curda...
Cerrame el ventanal,
que arrastra el sol
su lento caracol de sueño...
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris, tras el alcohol?