sábado, 18 de julio de 2020

SILVIO MARZOLINI. Evocación por Alejandro R. Melo




Y si, acaba de partir, para jugar en los campos del cielo.
Silvio Marzolini, el ídolo, el mejor número tres del mundo en el Mundial de 1966, el mejor defensor lateral izquierdo de todos los tiempos del fútbol argentino.
Si, se fue, vistiendo la camiseta de Boca Juniors, que tantas tardes de domingo enalteció con su prestancia.
Se fue uno de esos irrepetibles. Caballero del fútbol. Congruente con sus principios.
Lo recuerdo desde que mi papá me llevaba a la Bombonera ¡Qué emoción! ¡Cuánta alegría!: por dos razones, una por compartir esos momentos inolvidables con el viejo, que era un ser extraordinario, lleno de bondad, y la otra, por estar en ese majestuoso estadio que vibraba, que latía... Allí estaba Silvio, junto con tantos otros que llenaban mi cabeza y mi corazón de niño.
Allí estaba Antonio Roma, el gran arquero, allí también Rattin, el gran capitán de la Selección, que después de retorcer el banderín, el día maldito en que un alemán lo echó frente a Inglaterra, no tuvo más genial irreverencia que sentarse en la alfombra de la reina. Allí estaba Ángel Clemente Rojas, y también el "Tanque" Rojas, Pianetti, Zarich...lo acompañaban en la defensa el "Chapita" Suñé, Rogel (que si te escapabas, te mataba) y el gran negro peruano Julio Meléndez Calderón.  Junto a él también estuvieron el "Muñeco" Madurga, Novello, el negrito Orlando Medina, Ponce, Peña...
Una mañana, si mal no recuerdo era por 1965 o 1966, amanecí muy angustiado.
Mi mamá, que me levantaba muy tempranito para darme un churrasco (yo era muy flaquito entonces) antes de tomar el micro de Don Arturo Ierino, que nos dejaba en el querido Colegio San José, se preocupó y logró que le contara qué me había pasado.
Yo había tenido una pesadilla. En ella, mi ídolo, Silvio Marzolini, había muerto.
Mamá me tranquilizó: "le alargaste la vida" -me dijo.
Por suerte pudimos disfrutar de la habilidad y prestancia de don Silvio, muchos campeonatos más, e incluso, cuando volvió para ser el D.T., dirigiendo nada menos que a Maradona en 1981.
Descansa en paz, ídolo azul y oro, te fuiste a frenar los ataques del Maligno en el césped de la Eternidad.
Hasta siempre!!!!!

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